Costa de Llanes:
Es un caso excepcional de contraste y variedad
de paisajes. Se encuentran playas de arena rodeadas por acantilados que
aguantan sin desmoronarse el fuerte oleaje. El clima es suave y las
oscilaciones térmicas de poca magnitud. Esto distingue a toda la costa oriental
asturiana y sirve de gran reclamo turístico.
La costa de Llanes está
compuesta por diecisiete playas principales de especial interés turístico.
Enclavadas en espacios de gran atractivo natural, y a menudo rodeadas de
pequeñas islas, las playas llaniscas, por su peculiar orografía, son un mundo
aparte. Si el arenal de Poo semeja un lago sin aparente comunicación con el
mar, en el de Toró bosques de pináculos rocosos. En Cuevas del Mar, el roquedo,
agujereado, semeja una obra de arte bien coloreada. La Canal, en Pría, tiene unas piedras semisumergidas en las que
algunos ven la silueta del monstruo del lago Ness.
Desde Barro se puede
observar el curioso reflejo de la iglesia y las cruces en el agua. Gulpiyuri
fue declarado Monumento Natural al igual que Cuevas del Mar y Colvijero.
Gulpiyuri aprovecha una hondonada circundada por praderías que comunica
subterráneamente con la rompiente a causa del derrumbe del acantilado
erosionado. Aquí no se llega a ver el horizonte del Cantábrico, pero sin
embargo el oleaje lo regurgita acompasadamente. El único consejo es que todas
estas playas conviene visitarlas durante la bajamar.
Costa Verde:
La costa verde tiene más
de 345 kilómetros del litoral asturiano. Comenzando por la Costa Verde en
Castropol, el concejo más occidental de Asturias, y vecino de la localidad
gallega de Ribadeo, hasta el concejo de Ribadedeva, en el oriente asturiano
frontera con Cantabria se encuentran más de 20 concejos
y más de 200 playas, con 19 banderas azules.
El viajero encontrará desde deportes de mar o de montaña, aventuras al
aire libre y momentos de descanso y relax con vistas al “paraíso verde”.
Entre estas playas se
encuentran, la Playa de Borizio, o calas de fina arena, mezcladas con
acantilados casi inaccesibles. Existen múltiples paisajes montañosos con
valles que llegan a rozar el mar en la desembocadura de sus ríos. Hay
muchos pueblos marineros con preciosos atardeceres, y puertos pesqueros donde
la aventura empieza ya antes de salir el sol. Gente amigable, hospitalaria, y
festiva que acoge a los visitantes como sus invitados. La gastronomía no deja
indiferente a nadie, en la que la sidra, con el título de Denominación de
Origen, alegra cualquier fiesta.
Esta zona es de gran
riqueza cultural por las pinturas prehistóricas de sus cuevas más
conocidas, como la ‘Cueva de Tito Bustillo’ en Ribadesella, ‘El Pindal’ en
Ribadedeva y el ‘Ídolo de Peña Tú’, monolito con grabado antropomorfo
encontrado en Llanes.
El viajero puede
disfrutar de la gran actividad marítima y deportiva de su múltiples puertos
pesqueros ya que existen aquí todo tipo de deportes al aire libre y náuticos,
entre los que hay que destacar el conocido descenso del Sella, el mayor río de
la comarca, en piragua o canoa, o la práctica de surf en las bravas olas del
Cantábrico. Las playas de la costa verde llaman la atención por su cercanía con
la exuberante vegetación, dunas fósiles de gran importancia botánica y
geológica, y bufones, agujeros en los acantilados que reciben el agua del mar
por grutas submarinas y la lanzan al aire con una fuerza descomunal, son otros
de los muchos atractivos de la zona.
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